“Cada vez estoy más convencido – a medida que pasa el tiempo y observamos la investigaciones – de que el calentamiento global es el mayor engaño jamás cometido con el pueblo estadounidense y el mundo.”
Lo decía hace unos años el senador estadounidense James Inhofe, presidente del Comité del Senado sobre Medio Ambiente y Obras Públicas. El mismo personaje que justificó en su día las torturas de Abu-Ghraib, recomendó en el Senado el libro “State of Fear” de Michael Crichton. Recientemente publicada en castellano, la novela “Estado de miedo” se ha unido a la campaña del “aquí no pasa nada”.
Al parecer el libro ha causado una agria polémica en Estados Unidos. Se trata de una novela en la que unos malvados ecoterroristas amenazan al mundo. El cambio climático se presenta en el libro como un camelo orquestado por los ecologistas para presionar a los buenos gobiernos. Una historia así no pasaría de ser considerada como un simple thriller si no hubiera sido utilizada en Estados Unidos para fomentar la oposición a Kyoto desde las más altas esferas.
La evidencia científica
A día de hoy hay un amplio consenso entre los científicos de todo el mundo: el cambio climático es una realidad. Las temperaturas están aumentando, y los cambios en el clima global son un hecho irrefutable.
Ni siquiera las previsiones más conservadoras son demasiado esperanzadoras. Más calor, aumento del nivel de las aguas, más desertificación… En un mecanismo extremadamente complejo como es el intercambio de temperatura global, alteraciones en la circulación termohalina podrían llegar a ser catastróficos.
Y es ahora cuando los nuevos señores feudales abrazan su particular teoría de la conspiración. “No está demostrado la incidencia humana en el cambio climático”, vienen a decir. Acostumbrados a dar la versión oficial, ¿qué podemos hacer cuando la versión oficial no nos conviene?
Pues nos inventamos una historia.
Estábamos acostumbrados a ver cómo las teorías conspirativas han sido utilizadas desde hace muchos años en Norteamérica por todos los colores políticos. Pero es ahora, especialmente desde los atentados del 11-M, cuando la ultraderecha española está empezando a utilizar en su práctica diaria ese tipo de planteamientos. “Kyoto, primer paso para el gobierno mundial”, “Vuelta a la caverna” o “Salvar al planeta… del ecologismo” son algunos titulares significativos rescatados de articulistas del pomposo y surrealista Instituto Juan de Mariana, el último invento de los ultraconservadores hispanos a la hora de intentar fotocopiar algo parecido a las think thanks anglosajonas. Ni Santiago Segura sería capaz de crear semejante caricatura.
En la era de la información la memoria es breve. Hace unos años nos escandalizaba saber que el Gobierno estadounidense iba a pagar los servicios de periodistas en todo el mundo para difundir sus campañas. Como en otros tantos ámbitos, más bien parece que se quiso “normalizar” una práctica de gran tradición entre los bastidores de la comunicación. Por eso, uno puede evitar el preguntarse si realmente esta gente se cree lo que dice o es que simplemente están bien pagados.
Por cierto, según dicen, en la novela de Crichton ganan los buenos. Lo tenemos jodido.