De repente la carretera se ha complicado. Aun estando en pleno corazón de Araba, oficialmente me encuentro en tierras bajo jurisdicción burgalesa. He entrado en el Condado de Treviño y me dirijo a Ochate.
Se trata un lugar que es mucho más que un simple despoblado. Ochate se ha convertido en una verdadera Meca para quienes se sienten atraídos por el misterio.
Tras una serie de sinuosas curvas, un letrero señala la pequeña población de San Vicentejo, desde donde una pista pedregosa parte hacia el despoblado. Dejo el coche en un giro de la pista, cerca de un pabellón. Compruebo que no pueda molestar ni cerrar el paso a nadie. Y es que todos los cuidados son pocos en un entorno en el que muchos lugareños están hartos de molestas visitas. Unos 20 minutos de suave caminata me llevan al viejo torreón.
No es gran cosa lo que queda de Ochate. Una cuantas paredes derruidas recuerdan lo que en su día fueron la morada de sus habitantes. De la iglesia de San Miguel sólo queda en pie el mencionado torreón, que se ha convertido en un verdadero icono de lo paranormal. Las lúgubres siluetas de dos árboles secos dan un aspecto más siniestro al entorno.
Si la visita se realiza entre semana será más fácil no encontrarse con nadie. Y es que no es frecuente tener el privilegio de estar solo en Ochate. Los fines de semana el pequeño pueblo suele estar de nuevo habitado. Jóvenes y no tan jóvenes se dan cita en sus campas para pasar la noche. Son legión los curiosos que se acercan, grabadora en mano, en busca de psicofonías y experiencias fuertes. Y pese a que probablemente sean mayoría los que se acercan desde el respeto al entorno, otros muchos han convertido el torreón y sus alrededores en un verdadero vertedero de latas y botellas.
La puerta de los lobos
Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca, dictaminó recientemente su nombre oficial en euskera: Otxate. Aunque también se le ha llamado Otsate, un nombre quizás más fiel a la probable raíz de su toponimia: “otsoen atea”, la puerta de los lobos.
La fama negra de Ochate tiene su origen principal en un artículo publicado hace ya muchos años por Prudencio Muguruza. En ese artículo Muguruza aseguraba que Ochate fue asolado por tres epidemias que diezmaron a la población. Esas supuestas epidemias no tuvieron ninguna incidencia en los pueblos colindantes, cebándose por alguna razón especial en Ochate. Muguruza es también el autor de una polémica fotografía conocida como “El ovni de Treviño”, y en la actualidad “ejerce” de tarotista.
Desde entonces se han multiplicado los testimonios de fenómenos supuestamente paranormales en torno a esta “puerta de los lobos”. Grabación de psicofonías, avistamientos de ovnis, espectros… Así, las historias sobre Ochate se han transmitido y retroalimentado por los medios más diversos: de boca en boca, en libros y revistas, en programas de radio o a través de internet.
Una historia en revisión
Actualmente algunos investigadores y aficionados al misterio están revisando las afirmaciones de Prudencio Muguruza. Investigadores como Enrique Echezarra, por ejemplo, ha puesto en duda la existencia de las tres famosas plagas. Sencillamente no existe documentación ni testimonios que demuestren la existencia histórica de esas plagas, ni tampoco ningún indicio fiable y contrastado de que alguna vez esos testimonios hayan existido realmente.
Es evidente que la historia de Ochate requiere una revisión. En ese empeño, desde hace unos cuanto meses funciona a través de internet una comunidad virtual llamada Amigos de Ochate. En torno a este icono del misterio se han ido reuniendo una variopinta selección de contertulios que comparten opiniones, informaciones y puntos de vista diferentes.
Desde Amigos de Ochate se está haciendo escepticismo con mayúsculas. Un escepticismo integral, que parte de la base de acoger con respeto y atención todas las informaciones y opiniones en torno a este asunto. Lo generado en Amigos de Ochate constituye un pequeño ejemplo de cómo se puede trabajar con seriedad y rigurosidad, lejos de las actitudes intransigentes y supuestamente escépticas a las que tan acostumbrados nos tienen algunos grupúsculos de iluminados.
Queda aún mucho por aprender de Ochate. Desde los aspectos puramente históricos hasta las conclusiones que pueden sacarse a nivel antropológico o social: cómo se transmiten y distorsionan las historias, cómo se forma nuevo folklore, o qué papel puede tener la sugestión y las expectativas creadas.
Y, quién sabe, quizás podamos aprender algo más desde las mismas fronteras de la realidad. Desde la puerta de los lobos.
Hola me encantaria ir a otrsate cn esas historias de miedo….agregadme los intrepidos a sele1995@hotmail.com
La gente no tiene ni idea de lo que realmente paso alli! yo si lo se de buena tinta!!!!: hubo tres plagas la peste…. y como no tenian sitio en el cementerio los enterraron por el pueblo, asik no oos agais paranoias con eso de salen los fantasmas porque no hay ninguno! los unicos fantasmas son los k van alli a perturbar la pàz de los aldeanos que vivieron alli, asi k porfavor tener un pokito de consideracion con akellas almas k vagan por el pueblo sin descanso, porque no descansan por la gente k va a tocar los huevos alli!.